La disfunción tiroidea se ha vuelto tan común que para algunas instituciones el criterio diagnostico ha cambiado para algunas condiciones. Antes, el hipotiroidismo subclínico se diagnosticaba con niveles de la hormona TSH arriba de 5µUI/ml y ahora, muchas mujeres han sido diagnosticadas con niveles de TSH en 3 µUI/ml (T3 y T4 normales).
El hipotiroidismo subclínico se describe entre algunos médicos como una “falla moderada” de la función tiroidea con leve sintomatología y tan frecuente que muchas veces hay que “dejarlo pasar” o “ver cómo evoluciona”. Personalmente, me sorprende ver como la disfunción de una glándula tan importante en nuestro cuerpo se esté normalizando.
Es interesante observar como nuestro modo de vida en la actualidad ha llevado a “normalizar” las condiciones crónicas entre las mujeres. Siempre empiezo diciendo en estos artículos que hay una “epidemia de condiciones crónicas” hoy en día por la forma en que nos alimentamos y el estilo de vida inconsciente en que nos mantenemos atrapadas. La vida “de prisa”, y el vivir fuera de nuestro cuerpo en modo automático.
La relación entre la verdadera medicina (la comida) y la función de nuestras glándulas es tan estrecha que ignorarla es lo que nos lleva al depender de un fármaco toda la vida.
Por supuesto que cada mujer que se acerca a mí con hipotiroidismo, queriendo revertir su condición, será evaluada y tratada de forma individual con el entendimiento de que cada caso es distinto (porque cada cuerpo sostiene bio-individualidad y está viviendo de distinta manera).
Sin embargo, sí existe una forma fácil de dar soporte a la función tiroidea y se trata de los nutrientes que potencializan la función de esta glándula. Los más importantes nutrientes son:
Selenio: necesario para la producción de la hormona T4. La dosis de 200 microgramos al día ha dado resultados positivos para muchas pacientes. Previene la enfermedad tiroidea autoinmune por sus funciones fisiológicas.
Hierro: se ha visto su deficiencia en personas con Hipotiroidismo. El requerimiento nutricional diario de Hierro es de 18-30 miligramos (dependiendo la situación de la mujer y la etapa de su vida).
Yodo: una parte importante de la hormona tiroidea se compone de yodo, imagínense la importancia de una adecuada introducción a la dieta. Lo complejo con el yodo es que normalmente administramos una “sobredosis” por la sal de mesa yodada lo cual también conlleva a problemas en la síntesis de la hormona tiroidea. Un buen aporte de yodo y de calidad como el que encontramos en los vegetales del mar como las algas marinas sería lo ideal.
Zinc: imposible ignorar el zinc en la función tiroidea. Es un potente señalizador hormonal y además previene la enfermedad tiroidea autoinmune (por su rol en el sistema inmune). Requerimiento nutricional diario 8-12miligramos (dependiendo de la etapa de la vida de la mujer).
Magnesio: importante para la conversión de la forma “inactiva” de la hormona tiroidea a su forma “activa”. Requerimiento nutricional es de 300 miligramos al día (dependiendo de la condición de la mujer).
Vitamina D: comúnmente se ve disminuida en mujeres que padecen de enfermedad tiroidea. Debido a distintos mecanismos, es importante para la adecuada función tiroidea.
Otros como el omega 3, las vitaminas B y A también son claves para la función adecuada de esta glándula.
Por supuesto que la administración de los nutrientes mencionados no lo es todo a la hora de revertir esta condición. Hay otros cambios que deben hacerse siempre de la mano de un Endocrinólogo. Sin embargo, si es una parte muy importante en cuanto al manejo de síntomas y al progreso de la enfermedad (no tener que requerir dosis mas altas de tratamiento hormonal).